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" París era una fiesta " de Ernest Hemingway


Cierro, de manera intencionada, este pequeño paseo por la "generación perdida" con estas "memorias" póstumas de Hemingway en las que se recogen las andanzas de un joven aspirante a escritor en el París de los años veinte en las que sobrevivió y convivió con muchos artistas y escritores, algunos de los cuales, pasarían a formar parte de la "generación perdida". De echo la propia acuñación del término la realizó la escritora Gertrude Stein, en una de sus largas conversaciones con Hemingway, haciendo referencia a aquellos escritores americanos que forjaron su carrera literaria en los años posteriores a la 1a Guerra Mundial y que estaría formada por: John Dos Passos, Erskine Caldwell, William Faulkner, Ernest Hemingway, John Steinbeck, Sherwood Anderson y Francisco Scott Fitzgerald. Esta novela fué escrita por Hemingway al final de su vida, cuando ya era un escritor mundialmente reconocido y galardonado con el premio Nobel, y constituye un claro y sincero homenaje a la literatura. Nos narra los maravillosos, pobres y felices días de un joven escritor que trataba de disfrutar de la VIDA que el París mágico de los años veinte ofrecía mientras intentaba impulsar su carrera literaria. Nos muestra un París brillante, iluminado, bohemio, lleno de excesos y de cafés que daban cobijo a artistas, especialmente a jóvenes escritores que daban rienda suelta a sus ideales, a sus sueños....jóvenes aprendices que conversaban sobre el amor, sobre política, sobre la guerra pero sobretodo sobre libros, que no eran sino su razón de ser. Es muy bonito que los personajes de esta "ficción" sean Gertrude Stein, Ezra Pound, Scott Fitzgerald, Fox Madox Ford o el propio Joyce porque, para quien ama la literatura, poder asistir a los detalles cotidianos del día a día de estos grandes autores no es solo una forma de pasar a formar parte de sus vidas disfrutando de sus motivaciones e ideales sino que es una oportunidad única de asomarnos a sus pequeñas miserias, miedos y flaquezas. Es esa visión general del autor la que es capaz de ofrecernos un retrato "fiel" de quienes eran y nos permite adentrarnos en sus universos propios de los que derivan algunas de las mejores páginas de la historia de la literatura. Evidentemente esta obra no está a la altura de las grandes novelas de Hemingway porque él, mejor que ningún otro, muestra lo mejor de sí mismo cuando inventa ficciones, cuentos y tramas novelescas capaces de hacer temblar los cimientos de la condición humana. Es también remarcable el hecho de que esta visión "idealizada" del pasado puede estar condicionada por su devenir futuro. Siempre es más fácil extraer enseñanzas y recuerdos positivos, aun cuando se produjeran en circunstancias pasadas de necesidad, en ocasiones duras y dolorosas, desde la atalaya de aquel cuya consagración y éxito futuro la hace ver el pasado como una penitencia necesaria para alcanzar las cotas logradas. Destaco también las continuas referencias de Hemingway a la soledad del autor, a las dudas sobre su propia válua ya que no fue hasta muchos años después que obtuvo el beneplácito del público y de la crítica, a la competitividad entre los propios autores que luchaban por hacerse oír y leer, a las largas jornadas de trabajo en buhardillas frías y desangeladas, etc... A pesar de lo cual al Hemingway viejo la evocación del recuerdo de esos años jóvenes de París le trae los aromas del Café Les Deux Magots o del Café de Flore, las vistas de los viandantes desde la terraza de La Closerie des Lilas del Boulevard Montparnasse, las obras de Cézane del Museo de Luxemburgo, la música  y el alcohol de La Rotonde o del Club Jockey y, por encima de todo, la librería Shakespeare and Company junto a su amiga Silvia Beach. Esta novela es un homenaje sincero al "oficio de escritor" que no es otro que el "oficio de vivir" que diría Cesare Pavese.

Comentarios

  1. Me ha encantado el análisis que has hecho. Gracias

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  2. A partir de la semana que viene emprenderemos viaje litetario a otras latitudes... Aviso para navegantes curiosos y ávidos de aventuras; el Turismo literario es una de las pocas actividades esenciales no incluidas en las prohibiciones derivadas del Covid-19. Aprovechemoslo!!!

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