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" Luz de agosto" de William Faulkner


William Faulkner nos narra, a través de esta novela, varias tramas todas ellas interrelacionadas, pero de las que destacan principalmente dos. La primera es la historia de Lena Grove que inicia, estando embarazada, un peregrinaje en busca del padre que huyó bajo la falsa promesa de un retorno que nunca cumplió. El Segundo hilo conductor es el asesinato de Joana Burden a manos, supuestamente, del <<medio negro>> Joe Christmas, así como su persecución, captura y muerte. Es menester que, como acto previo a la que seguro acabará siendo una loanza desmedida por mi parte tanto al autor como a su obra, admita que me es del todo imposible ser objetivo en relación al "Universo Faulkner" del que me siento, a partes iguales, atrapado y subyugado, desde mi adolescencia. Me invade, siempre que releo alguna de sus obras la evocación del recuerdo de mi padre leyéndome bajo la tenue luz de su lámpara de escritorio párrafos completos de "El ruido y la furia", "Santuario" o "Mientras agonizo". Faulkner es, sin duda, mi escritor favorito de los que forman parte de la "generación perdida" pero además en mi caso es un autor "fetiche" al que recurro siempre que necesito reencontrarme o reconciliarme con la literatura. Antes de ahondar en la trama y en el estilo de Faulkner, hago un pequeño inciso en relación al título o mejor dicho a la controversia en relación a su traducción al castellano. El título original es "Light in August" y hay muchos críticos que, una vez analizada la obra, se inclina a pensar que la mejor traducción al castellano habría sido "Alumbramiento en Agosto" y no "Luz de Agosto", basándose en el hecho de que la trama principal se inicia con un embarazo y se acaba con un nacimiento. Yo prefiero, sin duda alguna, "Luz de Agosto": en primer lugar porque la ambigüedad del término permite que él mismo dé cobijo a las múltiples interpretaciones que descansan bajo el regazo de la propia complejidad de la obra y, en segundo lugar, porque, en el fondo, la novela no es sino un grito de esperanza, una luz, en contra de la era post-esclavitud, que fué dura, cruel y larga. Los años posteriores a la abolición de la esclavitud estuvieron marcados, en especial en las zonas del sur de EEUU donde se desarrolla la novela, por la segregación racial socialmente consentida, por la constante amenaza y vulneración de los derechos de la población negra a manos de sus vecinos e incluso por la intimidación, violencia y muerte a manos del KKK. Los personajes de la novela valoran en su actuación, siempre y en todo momento, la identidad y el origen familiar bajo la premisa del prejuicio racial. Faulkner hace referencia a este hecho adjudicando a uno de sus protagonistas Joe Christmas, la cualidad de <<medio negro>>, pero hasta el punto de que no es juzgado por su piel, que no es negra, sino por haber tenido antepasados de color. La novela nos ofrece una mirada poliédrica de la sociedad americana y de la condición humana en la segunda década del siglo pasado. La ley seca; el tráfico ilegal de whisky; una atmósfera recargada, calurosa y violenta; el puritanismo de una sociedad que todavía vive bajo el yugo de una Iglesia protestante que considera a la propia raza negra como infecta y que propone el sufrimiento y el castigo como modo de afrontar el vicio de la carne y la lascivia; una imagen de la mujer marcada de antemano por el pecado fruto de una sociedad patricarcal misógina; personajes perdidos, miserables, viles que albergan vidas desgraciadas llenas de dolor y de maltrato; familias rotas cuyo pasado forja la propia identidad; secuelas físicas y psíquicas derivadas de la participación del pueblo americano en la guerra, etc... En fin, una novela muy ambiciosa, muy compleja, pero que nunca le pierde la cara al desarrollo de la trama, porque el objetivo de Faulkner no es otro que el explicarnos una historia, al estilo Mark Twain. Por último destacaría el estilo de Faulkner, totalmente personal y único, del que han bebido en sus múltiples vertientes numerosos autores: Truman Capote, Witold  Gombrowicz, John Banville, Vargas Llosa, Gabriel García Márquez o el propio Javier Marías. En todos ellos se observan algunas de las características propias de la obra de Faulkner: recreación de un espacio o universo físico que atrapa al lector alrededor de una atmósfera narrativa precisa que es capaz de hacer fluir la trama al ritmo adecuado en cada momento; una prosa desbordante, torrencial, de frases infinitas, que descuida incluso la propia sintaxis narrativa y ortográfica; un lenguaje a veces onírico, a veces telúrico, a veces distante y frío...siempre salvaje, transgresor y envolvente; la figura del multinarrador presente en toda la novela donde se combina la figura del narrador con la narración en primera persona a cargo de los propios personajes cuando la historia se centra en sus historias; novela "policiaca" donde la violencia ambiental, las medias verdades y la persecución giran entorno a un asesinato y por último la galería de seres desvalidos, dejados de la mano de Dios, predestinados, pero que emprenden una huída hacia adelante sin ser conscientes de que su futuro está marcado de antemano; una revisión de la historia pero siempre en clave "humana". Faulkner puede, sin duda, mantenernos en la senda del maravilloso camino sin retorno que es la literatura pero el agradecimiento infinito siempre será para aquellos que, bajo la tenue luz de la lámpara de escritorio, nos regalaron su tiempo y su voz, explicándonos historias propias o ajenas, que nos abrieron para siempre un mundo imaginario repleto de ilusiones futuras y de recuerdos pasados. Gracias papá.

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