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“Confesiones del estafador Félix Krull” de Thomas Mann


Pongo punto y final a este breve paseo por Alemania con “Confesiones del estafador Félix Krull” del Premio Nobel Thomas Mann.  He decidido, de manera intencionada, escoger una historia “poco o menos conocida” de este grandioso escritor que se aleja, en parte, de la tónica, temática, y análisis crítico general de su obra. Thomas Mann será siempre recordado por sus grandes novelas mediante las que ha sido capaz de narrar el devenir del S.XIX. “Los Buddenbrock”, “La Montaña mágica”, “Muerte en Venecia”, “Dr. Fausto” o “Carlota en Weimar” son relatos que fueron capaces de retratar los cambios culturales, sociológicos y políticos de una Europa en progresivo declive. Además Mann, heredero de Goethe o Schiller y ampliamente influenciado por Nietzsche, ahondó como nadie en la muerte, la enfermedad, en la decadencia del ser humano, en la dualidad/oposición vida y arte, en el espíritu contemplativo y filosófico del ser humano, etc... En cualquier caso todas estas obras parecen siempre escritas desde la pesada carga de quien sustenta bajo sus hombros el peso de haberse erigido voluntariamente en adalid del pensamiento cultural y literario europeo. La necesidad de que sus narraciones trascendieran del espacio exclusivamente literario y se erigieran en sí mismas en una línea de pensamiento y posicionamiento político, filosófico, social y cultural han provocado que sus textos en ocasiones se hayan mostrado complejos, pesados y con vocación de trascender. Thomas Mann  fue capaz de hacernos ver que la existencia humana requiere en pie de igualdad de todo lo que la conforma y es por ello que aunó y concilió sentimiento, espíritu y razón. Nos viene a decir que El Realismo necesitó del Romanticismo, el Romanticismo de la Ilustración, la Ilustración del Humanismo, el Humanismo del Clasicismo...es decir que todo movimiento cultural y de pensamiento no es sino una pequeña variante de su antecesor, una mirada sesgada del mismo objeto, que nos ofrece nuevas sombras en la noche pero que nunca será capaz de darnos respuesta a lo único inalterable e imperecedero que no es otra cosa que el paso del tiempo y la muerte. Es por ello que esta novela tan diferente e inacabada, iniciada en su juventud, y que le acompañó durante toda su vida es tan excepcional. El protagonista es un vividor, un aventurero, un seductor, un mentiroso...un escritor???? Es una novela cercana a la novela picaresca que nos muestra una visión irónica, desenfadada, burlesca y enormemente divertida de la vida. Se lee, y esto es lo que más me gusta, como una novela de aventuras, como si leyeras a Mark Twain. Félix Krull es una mezcla de Huckelberry Finn, Dorian Gray, el Lazarillo de Torres y Raskolnikov. La historia nos relata el devenir de un hombre, que ya desde niño, adolece de principios morales y que trata de hacer servir cualquier artimaña y subterfugio en pos de sus objetivos. Pero el personaje es a su vez encantador y eso provoca que el lector se ponga de su lado, confiando en que no sea descubierto y logré salir indemne de las complicadas situaciones a las que su estilo de vida le conducen. Félix finge en todo momento ser quien no es, adopta un “papel cambiante” que tan sólo muestra lo que el observador precisa en cada momento, cercano a la figura del “doble”, mientras se pasea disfrazado de artista, de aristócrata o de pensador. Parece que Mann, al final de su vida, con esta novela, se de la vuelta, mire al público, y a punto de hacer bajar el telón nos diga: “Todo era broma...todo lo que os conté, todo lo que filosofé, todo lo que juzgué no era sino una tremenda farsa, una mascarada,...un juego en definitiva...soy sólo un escritor al que le gusta mentir, embaucar, inventar...habéis sido un público maravilloso y espero haberos hecho reír...Nos vemos en la otra vida, en la que no prometo sino ser aquello que vuestra imaginación quiera que sea...”


Comentarios

  1. Bravisimo Aramis! Me ha encantado tu interpretación, tu reseña y tu crítica de este tótem de la literatura.

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  2. Mann! més Mann... parla'm més de Mann! Millora, encara més, en les teves paraules. Berta

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