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"El difunto Matías Pascal" de Luigi Pirandello


Matías Pascal, el protagonista de esta magnífica novela, emprende un viaje secreto, una especie de huida hacia ninguna parte con retorno incierto, del que no da cuenta a nadie. Durante el transcurso del mismo se entera, a través del periódico, de su muerte corroborada por el reconocimiento erróneo de su cadaver por parte de su propia esposa. Esa confusión, esa "no muerte" hace que "nazca" la oportunidad soñada de dejar atrás su vida anterior. Decide por tanto abandonar su vida hasta el momento tediosa y rutinaria y regalarse un <<nuevo yo>>, libre de cargas familiares y laborales. Matías Pascal pasa a ser Adriano Meis. Esta primera parte de la novela es claramente existencialista. Nos retrata a un ser perdido, que busca refugio a su angustia existencial. Matías Pascal es la metáfora de la tragedia del "ser humano". Simboliza la desesperación de la persona fruto del reconocimiento de su propia insignificancia ante un universo que le abruma. Retrata la condición humana, pero lo hace, como también lo hiciera Kafka o Beckett, desde el psicoanálisis, desde el descubrimiento de la propia identidad, desde el retrato de un individuo que trata de encajar en una sociedad cuyo orden social le obliga permanentemente a adoptar "máscaras" donde esconderse. La segunda parte de esta obra nos muestra que ese nuevo personaje ficticio no hace sino ahondar en la propia crisis de identidad de Matías Pascal. El protagonista advierte que, desprovisto de todo aquello que ahogaba su existencia, se ha convertido en "nadie". Ha pasado de humillado a olvidado. Eran precisamente esas angustias terrenales: esposa, hijos, familia, trabajo, etc... las que dotaban de sentido a su persona y las que le unían al mundo y a la sociedad que le rodea. Sin ellas, todo tiene incluso menos sentido que antes. Decide entonces suicidarse para hacer resurgir de nuevo a Matías Pascal y poder regresar a su vida anterior. Su vuelta le descubre que su esposa se ha vuelto a casar, que nadie le reconoce ni le cree, y que el mundo ha seguido girando sin pararse a llorar su muerte. Esta segunda parte está llena de sueños-ficción, de situaciones aparentemente irreales e incoherentes y de vacíos argumentales que son un claro anunció del Nacimiento del "Teatro del Absurdo" de Ionesco o Beckett. La soledad acaba siendo la única compañera de aquellos, que como Matias Pascal, trataron de desafiar sin éxito  las leyes universales que definen la vida en sociedad.

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